No es correcta la declaración del jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, al decir que la actual "no es una devaluación inducida", porque en realidad la cotización sí es influida por las políticas del Banco Central, en lo que se conoce como "flotación sucia". Por lo tanto, las medidas que aplica el Gobierno a través del BCRA sí tienen que ver con la suba del dólar, que crece porque se lo deja subir, como antes se lo mantenía fijo. Lo que sucede, es que el Gobierno se aferra a la teoría que indica que hay devaluación cuando hay un tipo de cambio fijo, pero como el que tenemos en el país no es cambio de tipo fijo, lo niegan, cuando en realidad es lo mismo en un contexto de cambio administrado, como ellos mismos lo admiten. Haciendo o dejando hacer, el propio Gobierno está generando este escenario.
Esta devaluación del peso argentino no llegará directamente a los precios, porque la inflación está más vinculada con la emisión de dinero que con la cotización del dólar. Si no hubiera emisión constante de pesos, por más que el dólar siga subiendo, no habría un incremento de precios ni inflación. Que el dólar oficial suba a $ 7 no tiene influencia en los precios, al menos en el corto plazo, porque hay varios sectores de la economía cuyos costos se están cotizando con un dólar a $ 11.
El Gobierno está acelerando la suba del dólar oficial para reducir la brecha con el "blue", aún no lo logra porque hay un contexto económico que lo impide. Buscan reducir el atraso cambiario, que es el mismo problema que en el pasado afrontaron Martínez de Hoz, durante la crisis del "Proceso" y Domingo Cavallo, con la convertibilidad.
La suba del dólar seguirá constante la inflación también será más alta que el año pasado. Habrá más demanda de dólares por parte de la gente, que lo busca como refugio, y por otro lado porque el gobierno se verá obligado a devaluar más todavía, subiendo la cotización oficial, para evitar que se agrave el atraso cambiario. El atraso cambiario ocurre cuando el dólar sube más despacio que la inflación, lo cual perjudica a las exportaciones, que son el sostén del modelo actual. Esto porque el exportador compra en dólar y los cambia en pesos que están afectados por la inflación que es mayor. En cambio, si el dólar sube igual que la inflación, los cambiaría por más pesos pero quedaría igual que antes y no perdería.
Si el gobierno ve que la inflación es alta, se ve obligado a hacer que el dólar siga subiendo para evitar más atraso cambiario.